«La batalla de hoy la hemos ganado, el campo está en la calle». Así despedía Andrés Góngora, responsable de Coag en Almería a los 2.000 agricultores que se concentraron ayer frente a la Delegación de Hacienda en la capital y que terminaron por protagonizar una auténtica batalla campal junto con la Policía.
Los trabajadores del campo, convocados por los dos sindicatos agrarios -Coag y Asaja- empezaron a llegar al Paseo de Almería en torno a las 11.00 horas. Pipas, palomitas y alguna que otra bota de vino no hacían sino prever una jornada tranquila de protesta, para exigir al Gobierno central la rebaja fiscal. Nada más lejos de la realidad, agricultores y agentes acabaron en un enfrentamiento abierto que se saldó con al menos 21 heridos y destrozos en el mobiliario urbano.
«Como no tenemos dinero, le vamos a pagar a Hacienda con lo que tenemos, que son verduras». Estas palabras del responsable de Coag, al término de su intervención, se convirtieron en la chispa que incendió los ánimos de los agricultores. No dudaron un segundo en comenzar a sacar cajas llenas de calabacines y berenjenas del camión de Asaja y acercárselas a los que ocupaban las primeras filas frente al cordón policial que protegía la sede de Hacienda.
Los agricultores comenzaron a lanzar las verduras a los policías de la Unidad de Intervención, que se mantuvieron inmóviles como estatuas. La carga policial empezó cuando unos agricultores increparon e insultaron a un agente. El afectado dio un paso al frente y los manifestantes se lanzaron a derribar las vallas de seguridad. Los policías se dieron cuenta de que la situación se les había ido de las manos. Eran pocos, por lo que antes de intervenir, llamaron a los refuerzos. Entonces empezó la batalla campal.
Los agricultores trataron de lanzar las vallas amarillas contra los agentes, mientras compañeros ubicados en posiciones más lejanas los apoyaban con las berenjenas y los calabacines. Los agentes, para tratar de controlar el tumulto, empezaron con la carga policial. Pero no era suficiente, la masa estaba demasiado arengada y los agricultores cambiaban las verduras por cajas de plástico vacías, papeleras metálicas de las que hay por el Paseo e incluso señales de tráfico para agredir a los policías.
Por eso, los agentes comenzaron a disparar pelotas de goma contra los manifestantes. «Tiradme ahora», gritaba encorajinado un joven con la camiseta levantada, rodeado por tres antidisturbios apuntando.
Las bolas de goma tampoco asustaron a los convocados que después de 20 minutos de palos, carreras y violencia decidieron calmarse, llamados por el presidente del Asaja, Francisco Vargas y por Andrés Góngora.
Los agricultores quedaron divididos por la Policía en dos bandos. En medio, los agentes crearon una zona de seguridad en la que no se permitía el acceso a nadie, excepto a los periodistas y los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
«Asesinos, asesinos», gritaban al unísono los manifestantes con las manos alzadas, tras la carga policial. Hubo un par de conatos más, iniciados también por agricultores aislados que increparon a los agentes, que los redujeron con rapidez.
La cosa empezó a calmarse y el subdelegado del Gobierno en Almería, Miguel Corpas, llamó a los responsables de las organizaciones agrarias para reunirse con ellos. Mientras estos negociaban en una mesa, tocaba hacer recuento de los daños.
«Me han matado, me han matado», decía una mujer de unos 40 años, que resultó ser la peor parada tras recibir el impacto de una pelota que le provocó una herida muy profunda. Al menos otros dos manifestantes trataban de salir del tumulto con la cabeza entera ensangrentada, tras recibir el impacto de otras dos pelotas disparadas por los agentes antidisturbios.
Fuentes de la Subdelegación destacaron que 13 agentes resultaron heridas de diversa consideración. La mayoría resultaron contusionados, mientras algunos tuvieron que recibir algún punto de sutura. Por la otra parte, los heridos no están contabilizados. Fuentes sanitarias hablan de ocho manifestantes atendidos, aunque fueron más los que mostraban tras la contienda las señales de la porra de los policías en la espalda.
También resultó herido un compañero de la revista Focosur, que recibió el impacto de una bola y varias periodistas de otros medios, agredidas con las verduras que los agricultores lanzaban. Puestos a pelear, algunos no dudaron en enzarzarse con los profesionales de Canal Sur, que evitaron entrar en polémicas.
Pasadas las 15.30 horas de la tarde aparecían de nuevo en escena Góngora y Vargas. Subidos a lo alto de un camión aplaudían a «los valientes». Góngora iba más allá al asegurar: «Quiero a la gente como habéis estado hoy, animados, activos y fuertes». Vargas no se quedaba corto al referirse a la «situación lamentable» vivida porque «no se pueden cambiar berenjenas por pelotas de goma», al tiempo que trataba de dispersar a los concentrados: «Esto lo tenemos que hacer en varias jornadas y en esta algunos ya hemos cobrado», dijo irónicamente.
Fuente: (ideal.es)
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